sábado, 7 de agosto de 2010

Plegaria














Se deshoja la tarde,
van cayendo uno a uno los recuerdos
sobre el húmedo tapiz de mis mejillas,
aún heridas, aún sangrantes, rezumando
la aridez de tus besos.

Se deshacen las horas
en la insólita maraña de estallidos
que aún resuenan en mi alma apuñalada;
llaga abierta, golpe a golpe, grito a grito,
palpitando la muerte.

Y esta noche de agosto,
helará sobre este lecho donde yazgo
con la exhausta esperanza de soñarte
circundando mi cintura y abrazando
nuestra plácida estrella.

Agonizo en silencio.
Infinito es el vacío que me atrapa
sospechando que tu amor se ha evaporado,
que tal vez nunca existió... Me invade el miedo
de seguirte queriendo.

Aún te pienso.
Abatida por la ausencia, el desconsuelo,
por los huesos lacerados. Sólo aguardo
el milagro de un Jordán donde te salves
retornando a mis brazos.

Ana Mª Álvarez Barroso © 2010