Nadie mojaba el aire
tanto como mis ojos.
Me decías: "¿Trabajas?"
Me decías: "¿Ya es la hora del té?"
Y yo no te decía: "Te amo";
no te decía:
"Eres todo lo que tengo";
no te decía:
"Eres la única rosa en la que caben
todas las primaveras".
Me decías:
"Adiós, hasta mañana".
O me decías:
"¿Necesitas algo?".
Y yo no te decía:
"Me estoy muriendo
de amor... me estoy muriendo".
Nadie mojaba el aire
como yo.
tanto como mis ojos.
Me decías: "¿Trabajas?"
Me decías: "¿Ya es la hora del té?"
Y yo no te decía: "Te amo";
no te decía:
"Eres todo lo que tengo";
no te decía:
"Eres la única rosa en la que caben
todas las primaveras".
Me decías:
"Adiós, hasta mañana".
O me decías:
"¿Necesitas algo?".
Y yo no te decía:
"Me estoy muriendo
de amor... me estoy muriendo".
Nadie mojaba el aire
como yo.
Antonio Gala
3 comentarios:
Me ha encantado este poema tuyo, un abrazo desde la trincheradelverso.blogspot.com
Me ha gustado mucho este poema tuyo, te mando un saludo desde trincheradelverso.blogspot.com
Hola Leonardo, el poema es de Antonio Gala (lo pone arriba). Gracias por visitarme, ya he estado en tu página (jaja aprovechaste para publicitarte, eh?). Un saludo, sevillano publicista reconvertido al marketing ;-)
Publicar un comentario